El llamado “Plan Disney” con el cual la NBA pretende reiniciar la temporada suspendida por la pandemia de COVID-19 empezó a tener sus primeros nubarrones de cara al 30 de julio. Días pasados unos ochenta jugadores plantearon su inquietud para estar en Orlando. Aquello nació por el temor al contagio pero en las últimas horas…
El llamado “Plan Disney” con el cual la NBA pretende reiniciar la temporada suspendida por la pandemia de COVID-19 empezó a tener sus primeros nubarrones de cara al 30 de julio.
Días pasados unos ochenta jugadores plantearon su inquietud para estar en Orlando. Aquello nació por el temor al contagio pero en las últimas horas de la inquietud se pasó a un reclamo que dejó de manifiesto grietas en el seno del Sindicato (NBPA) pese a que la organización logró que la presencia no sea obligatoria y no haya sanciones para los que prefieran no ir (ver).
El líder de los “rebeldes” parece ser el base Kyrie Irving, quien en su rol de vicepresidente de la NBPA, considera que volver a jugar no sólo tiene que ver con la pandemia sino además con los reclamos raciales de la comunidad afroamericana tras el asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco en la ciudad de Minneapolis. El grupo sostiene que el reinicio de la NBA debilitará los mismos y los sacará del centro de la escena pública que pretenden éstos tengan.
En la vereda de enfrente están los que sostienen que una cosa no tiene relación con la otra y al tope de esa facción está la superestrella LeBron James y quienes manejan el Sindicato.
Una parte de los hechos respaldan a Irving dado que en Orlando surgió un rebrote del virus y llenó de dudas al Plan Disney de la NBA cuyo comienzo se pautó para el 30 de julio. Pero la cosa va más allá porque Irving y Cía. del temor por el COVID-19 y reclamo racial no dudaron en pasar el cuchillo por la herida y también cuestionan la representatividad sindical a punto de acusar a la Directora, Michele Roberts, y al Presidente Chris Paul, de ser aliados al comisionado Adam Silver. Se basan en que de un tiempo a esta parte todos las mejoras favorecieron a una élite y dejaron mirando al resto, una creencia que estaba oculta en varios jugadores NBA.
“Sólo 20 tíos se llevan el dinero de verdad y yo soy uno de ellos, pero no digan que no tenemos un sistema pensado para dividirnos. No apoyo ir a Orlando y esto me huele raro”, dijo Irving.
Quizás uno de los que mejor explicó la posición de Irving es Dwight Howard cuando comentó “Coincido con Kyrie en que no se necesita baloncesto ahora y en que jugar solo crearía una distracción. No para los jugadores, que tenemos a nuestro alcance recursos que la mayoría no tiene en nuestras comunidades. Nada me gustaría más que ganar con los Lakers mi primer campeonato a los 34 años, pero no hay campeonato mayor que la unidad de mi gente”.
Por el momento se sabe que el movimiento de quienes no quieren que la temporada se reinicie alcanza un 20% de los jugadores, un grupo minoritario, aunque no intrascendente; pero queda claro que cuando aparecen temas políticos y raciales nadie podrá asegurar que ese número no vaya en aumento si se tiene en cuenta que para fines de julio aún resta camino por recorrer.
Mientras eso se decanta para un lado o para el otro quedarán algunas incógnitas que el tiempo se encargará de responder, como ser: qué incidencia tendrá en todo esto la vieja enemistad entre Irving y James que los llevó a separarse aún en pleno éxito con Cleveland CAVS, si los jugadores de menor cartel estarían dispuestos a sacrificar sus ingresos y adherir a los reclamos del base y un eventual lockout de las franquicias en el caso que la liga no pueda reanudarse.